Ningún
vehículo en el mundo es gratis debido a que para su elaboración
esta involucrado el costo de los materiales y el trabajo muchas
personas, desde la etapa de planificación y diseño hasta el control
de calidad y su distribución. Es por ello que existen tantas
compañías dedicadas a fabricar vehículos con diferentes
finalidades, diferentes funcionamientos y dirigidos a diferentes
sectores económicos. A pesar de ello en la gran mayoría de los
países, una persona que gane el salario mínimo de su país, es
capaz de reunir en poco tiempo (10 meses aproximadamente) el dinero
suficiente para comprar un vehículo usado (y con créditos podría
ser nuevo) mientras que aquí en Venezuela ganando un salario mínimo
(neto, si contar los gastos que tenga esa persona) durante ese mismo
tiempo solo reuniría la cantidad de 37.000BsF que vendría siendo
solamente para pagar una parte del dinero que te cobran los gestores
de los concesionarios por anotarte en las listas o para pagar las
famosas “vacunas”. En un país ideal esta situación no debería
ocurrir. Al contrario, deberían existir las siguientes condiciones:
- Todos los concesionarios deberían tener suficientes vehículos para todas las personas interesadas en adquirir estos.
- Debería existir suficiente variedad de vehículos que se adapten a todos los sectores económicos del país.
- Los precios de los vehículos deberían ser accesibles para que una persona con salario mínimo pueda adquirir el mismo y en tal caso de que no tenga suficiente capital para adquirirlo, debe ser el mismo concesionario que otorgue los créditos para la adquisición.
- Los concesionarios deben ser los principales distribuidores de repuestos en cada estado.
- Cada empresa fabricante debe garantizar la cantidad de repuestos en sus respectivos concesionarios.
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